Emitidas por un agujero negro supermasivo a 67 millones de años luz, generan ondas de choque que impactan contra una galaxia vecina.
El espacio es un lugar donde una simple «burbuja» puede medir mucho más que unos cuantos centímetros. Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan (EE.UU.), dirigidos por Jiangtao Li, acaba de publicar un artículo en The Astrophysical Journal donde han anunciado el hallazgo de dos superburbujas de 3.600 y 4.900 años luz de diámetro. Dichas burbujas, rodeadas por un frente de onda altamente energético, parecen brotar de un agujero negro supermasivo situado en el centro de la galaxia NGC 3079, a 67 millones de años luz de la Tierra.
Las observaciones del telescopio espacial de rayos X Chandra, de la NASA, muestran que dichas burbujas son como un acelerador de partículas ultraenergéticas, visible en las longitudes de onda ópticas, de radio y de rayos X. La potencia de este acelerador deja en ridículo la capacidad del Gran Colisionador de Partículas (LHC), en la Tierra.
De hecho, estas burbujas constituyen una prueba de que este tipo de estructuras podría ser otro de los orígenes de los rayos cósmicos, un flujo de partículas de alta energía, aceleradas por fuentes astronómicas como supernovas, que bombardean las capas altas de la atmósfera de la Tierra.
¿Fuente de rayos cósmicos?
Las observaciones sugieren que las burbujas generan una onda de choque, a medida que se expanden, que choca contra el gas interestelar colindante. Se sospecha que las partículas cargadas rebotan y se dispersan en los campos magnéticos de estas burbujas, y que en ocasiones son aceleradas a altísimas velocidades, en forma de estos rayos cósmicos mencionados.
Además, en esta ocasión, se ha obtenido la primera evidencia de un proceso de radiación sincrotrón en una de estas burbujas galácticas, lo que indica que en estas existen electrones girando alrededor de las líneas de campo magnético y emitiendo energía. Curiosamente, todavía no se comprende por qué solo se ha detectado esta radiación en una de las burbujas y no en la otra.
Las superburbujas de NGC 3079 son hermanas jóvenes de las burbujas de Fermi, unas estructuras encontradas en la Vía Láctea en 2010. Los astrónomos creen que este tipo de estructuras se forman cuando los agujeros negros supermasivos del centro de las galaxias devoran gas interestelar y liberan enormes cantidades de energía en forma de partículas aceleradas y de campos magnéticos. Además, se ha observado que estas superburbujas pueden ser esculpidas por los vientos estelares provenientes de grandes estrellas.
Fuente: ABC