Un equipo de investigadores cree que la vida en Marte siempre fue subterránea. Por eso es inútil buscarla en la superficie.
Normalmente, las diferentes misiones que se han enviado a buscar vida en Marte han fijado su objetivo en la superficie del planeta, en especial en aquellos lugares con signos de haber albergado agua en el pasado. El agua, en efecto, resulta un indicador casi infalible a la hora de buscar vida aquí, en la Tierra. Sin embargo, los esfuerzos llevados a cabo hasta ahora no han arrojado resultado alguno.
¿Significa eso que en Marte jamás arraigó la vida? Ni mucho menos. De hecho, según un trabajo recién presentado en la reunión anual de la Unión Geofísica Americana (AGU por sus siglas en inglés), podría haber prósperas colonias de microbios marcianos ocultas a la vista, muy por debajo de la superficie del Planeta Rojo.
La idea no es descabellada. Podemos encontrar excelentes ejemplos de esta posibilidad aquí mismo, sin necesidad siquiera de «salir de casa». Durante las últimas décadas, en efecto, las exploraciones subterráneas en la Tierra han revelado una rica biosfera profunda, un auténtico paraíso natural con miles de especies de microorganismos. Y los investigadores creen que lo mismo podría estar sucediendo bajo la superficie de Marte.
Y no solo eso. Para Joseph Michalski, profesor asociado del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Hong Kong, el científico que realizó la presentación, es incluso posible que la vida marciana jamás tuviera el «impulso evolutivo» de habitar la superficie del planeta vecino. O dicho de otro modo: es muy posible que la única vida que ha conocido Marte a lo largo de toda su historia haya sido siempre y solo subterránea. Según el investigador, nuestra insistencia en buscar vida en la superficie marciana puede no ser más que un sesgo, motivado por lo que sabemos sobre la vida en nuestro planeta natal.
Muy similar a la Tierra
Hace miles de millones de años, cuando los mundos del Sistema Solar eran aún muy jóvenes, la superficie de Marte era probablemente muy similar a la de la Tierra. Pero eso cambió en el momento en que Marte perdió su campo magnético, un acontecimiento que lo dejó totalmente expuesto al bombardeo de una radiación solar y cósmica tan intensa que la propia supervivencia en superficie se habría convertido en un enorme desafío.
Sin embargo, opina Michalski, es muy posible que la vida ya se estuviera «cocinando» en Marte mucho antes de que eso sucediera. Las evidencias en nuestro propio planeta indican que la vida apareció por primera vez en la Tierra entre hace 3.800 y 3.900 millones de años, en unos ambientes muy parecidos a las actuales fuentes hidrotermales. Y lo mismo debió de suceder en Marte en esos momentos. Incluso es posible que la vida surgiera en Marte al mismo tiempo que en la Tierra. Pero allí las circunstancias la obligaron a adaptarse exclusivamente a los ambientes subterráneos.
«La vida -afirma Michalski- pudo haber surgido en aquellos entornos hidrotermales y haber sobrevivido en el subsuelo durante mucho tiempo». Y si la biosfera profunda de la Tierra es algún indicio, las comunidades microbianas subterráneas de Marte podrían ser excepcionalmente ricas y diversas. No olvidemos que la biosfera profunda de la Tierra se descubrió por primera vez hace apenas treinta años, y las estimaciones desde entonces sugieren que esos microorganismos de las profundidades constituyen casi la mitad de toda la vida en nuestro planeta.
En la Tierra, explica Michalski, los microbios de la biosfera profunda desempeñan un papel importante en el enterramiento de grandes cantidades de carbono que, de lo contrario, podría alimentar en la atmósfera el efecto invernadero. Por eso, las extensas comunidades de microbios subterráneos terrestres están vinculados a recursos energéticos profundos «y son importantes para comprender los orígenes y evolución de la vida».
«Una ventana a nuestros propios orígenes»
«Estamos en un punto -prosigue el investigador- que en realidad es una frontera para comprender lo que realmente significa «biosfera profunda» en la Tierra, y cómo ésta se relaciona con los exoplanetas y los demás mundos de nuestro propio Sistema Solar. Es una ventana a nuestros propios orígenes».
Para Michalski, el subsuelo de Marte es un lugar especialmente prometedor para empezar a buscar organismos extraterrestres porque «es aún más habitable» para ellos que la biosfera profunda de la Tierra. De hecho, la roca subsuperficial en Marte es más porosa que en la Tierra, lo que crea bolsas para los nutrientes y el intercambio de gases.
El investigador cree que allí «podríamos encontrar organismos unicelulares capaces de permanecer inactivos durante mucho tiempo, pero capaces de sobrevivir gracias a la metabolización del hidrógeno, el metano y, potencialmente, el azufre. Creemos que hay muchas posibilidades de que esto sea así».
Fuente: ABC