Investigadores de la Universidad de Huelva y del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) observaron, el 11 de septiembre de 2013, el mayor impacto de una roca contra la Luna. Ahora, han publicado, en 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Society' el estudio de este acontecimiento que, según explican, produjo "un destello de 8 segundos tan brillante como la estrella Polar", el más longevo e intenso observado.

   "En ese momento fui consciente de que acababa de ser testigo de un acontecimiento extraordinario", ha explicado el investigador José María Madiedo. El hallazgo fue posible gracias a dos telescopios del Proyecto MIDAS (acrónimo en inglés de Sistema de Detección y Análisis de Impactos en la Luna), desarrollado por Madiedo conjuntamente con José Luis Ortiz, del IAA-CSIC.

   Según han explicado los autores, estos impactos los producen mayoritariamente fragmentos de cometas y asteroides que giran alrededor del Sol y que técnicamente se conocen como meteoroides. La Tierra posee una atmósfera protectora que evita que la mayoría de estos cuerpos que impactan contra ella alcancen el suelo, pero la Luna carece de ese escudo y hasta los fragmentos más pequeños pueden chocar contra su superficie y producir un cráter.

   Como este tipo de impactos tiene lugar a velocidades de decenas de miles de kilómetros por hora, las rocas se funden y vaporizan instantáneamente en el punto de impacto. "Por eso no llamamos meteoritos a estas colisiones, ya que ese término implica que haya fragmentos", aclara Ortiz.

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